¿Es posible obtener una indemnización tras sufrir un accidente de choque y fuga?
Los accidentes de choque y fuga, también conocidos como accidentes de golpe y fuga o «hit-and-run crashes», son aquellos en donde al menos uno de los vehículos involucrados escapa de la escena del accidente. Es decir, se habla de accidente de choque y fuga cuando un conductor cuyo vehículo forma parte del siniestro, se marcha antes de proporcionar la información que por ley debe facilitar, y -peor aún- sin brindar la necesaria ayuda a los heridos o afectados por el siniestro. Se trata de una conducta ilícita y censurable, aunque -ciertamente- también es una de las más comunes en esta materia. En DLE Lawyersatendemos con muchísima frecuencia a personas que nos consultan sobre este particular y desean saber si es posible obtener una indemnización tras sufrir un accidente de choque y fuga. La respuesta que la mayoría de las veces damos es afirmativa: sí (aunque hay excepciones que aplican a algún caso en particular), sí es posible obtener una indemnización por un accidente de choque y fuga. Así que hoy queremos compartir también con ustedes algunas nociones sobre este tema tan interesante, para que sepan qué es lo que se puede esperar en una situación así.
Vamos al meollo de la cuestión, ¿qué es lo que sucede con los accidentes de choque y fuga?
Los accidentes de choque y fuga son particularmente perniciosos; por lo tanto, los administradores de justicia son también particularmente inclementes al momento de juzgar a un conductor que se haya fugado, una vez que ha sido identificado y capturado.
El problema radica en que, tal y como lo han establecido ampliamente los expertos, los accidentes de choque y fuga (bien sea que hablemos de colisiones, o de arrollamientos) contribuyen a incrementar el sufrimiento de las víctimas, además de aumentar las características cargas sociales y económicas que van asociadas a los accidentes con lesionados.
En opinión de autoridades en la matera, los accidentes de golpe y fuga ponen en evidencia un comportamiento mezquino, cobarde, por parte del conductor que se da a la fuga. El escapar de una escena de accidente de tránsito demuestra un alto grado de irresponsabilidad, el ánimo de querer salir impune de un problema o situación conflictiva, y evidencia una total falta de solidaridad y empatía para con la víctima -o víctimas- del accidente. Como resultado de este tipo de comportamiento no solo se hace más difícil lograr que el causante del daño responda por sus acciones (pues se desconocería la identidad del mismo), sino que demorar la atención médica de emergencia que tendrían que recibir las víctimas, amplifica la magnitud de los daños.
Sí, se mira con severidad a un conductor que incurre en una conducta como la descrita. E igualmente severo es el tratamiento que la Ley concede a este comportamiento: los accidentes de choque y fuga son considerados una ofensa criminal en la mayoría de los estados de la unión americana. En otras palabras, un conductor que se fugue de la escena del accidente en el cual tuvo parte, será juzgado en una corte criminal, una vez que sea identificado y detenido por su participación en este acto punible.
¿Qué tan alta es la probabilidad de verse involucrado en un accidente de choque y fuga?
Los accidentes de choque y fuga no son un fenómeno infrecuente; de hecho, cada 43 segundos se produce un accidente de choque y fuga en algún punto del territorio de los Estados Unidos. Así lo revela un informe recientemente publicado por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (o NHTSA, por sus siglas en inglés) en su sitio web. El estudio pone de manifiesto que, tanto el número de accidentes de choque y fuga, como la tasa de fatalidades asociada a ellos, están aumentando a un ritmo medio del 7,2% por año, según las mediciones que se vienen haciendo desde el año 2009. Y esa es una tendencia genuinamente preocupante, por lo que es mejor estar preparado ante una posible eventualidad. Y poco importa que usted no conduzca vehículo alguno, ya que un punto llamativo de dicho informe es que ese aumento en la tasa de fatalidades involucra, más que todo, a víctimas no ocupantes de vehículos. O lo que es lo mismo: peatones. Eso implica que todos somos víctimas potenciales de un accidente de choque y fuga. Es algo para reflexionar…
Siguiendo con el informe que mencionamos tenemos que, en lo que se refiere al aspecto demográfico asociado al número de habitantes, no es de extrañar que los estados con mayor población tienden a tener más víctimas mortales de accidentes de golpe y fuga (la correlación es de 0,965). Así tenemos que Nuevo México, Luisiana y Florida encabezan la lista de los estados con las tasas más altas de fatalidades, en tanto que New Hampshire, Maine y Minnesota tienen las tasas más bajas.
Entonces, ¿qué hacer si se es víctima de un accidente de golpe y fuga?
Claramente, este tipo de accidentes es un reto interesante para las víctimas, sus representantes y sus abogados, si lo comparamos con otros accidentes de tránsito, otros accidentes con lesionados, u otras demandas en general. ¿Por qué es un reto? Porque presenta un problema de tipo probatorio: al desconocerse la identidad del chofer responsable, las principales acciones y los mayores esfuerzos se centrarán en identificar al vehículo y conductor responsable del siniestro. Por suerte, hay mucha tecnología disponible de la cual echar mano, como cámaras de vigilancia ubicadas en el exterior de edificaciones, en semáforos, o en postes de iluminación. ¡Hay que moverse de prisa para conseguir evidencia gráfica que pueda ser utilizada como material probatorio, antes de que sea borrada la grabación! Entrevistar a los posibles testigos, investigar garajes adonde posiblemente se haya llevado a reparar el vehículo… En fin, hay una serie de pasos y acciones que deben darse, pero lo más importante -lo fundamental- es ponerse en contacto ¡sin demora! con un abogado que sea competente y esté bien calificado en la atención de casos de accidentes de choque y fuga. Al final, únicamente un abogado especialista será quien pueda determinar (en cada caso en particular) la probabilidad de éxito o fracaso en ser indemnizado, tras sufrir un accidente de choque y fuga.